Por Edu Serra. Caicedonia, Valle, Colombia. 08/01/25
La industria musical enfrenta una crisis de saturación sin precedentes. Millones de canciones compiten por la atención de los oyentes, pero la mayoría terminan relegadas al olvido. En plataformas como Spotify, se estima que el 82.7% de las canciones tienen menos de 1,000 reproducciones al año, y cerca del 25% ni siquiera son escuchadas una sola vez, según un informe de Luminate en 2023. Este panorama plantea una pregunta urgente: ¿deberían las plataformas eliminar las canciones con pocas reproducciones?
La saturación en las plataformas de streaming
En 2022, el costo de mantener estos catálogos masivos alcanzó más de 130 millones de dólares, un aumento drástico desde los 35 millones reportados en 2019. Este crecimiento exponencial de los costos pone en aprietos a compañías como Spotify, que aunque reportó ganancias en el último trimestre de 2023, lo hizo tras tres rondas de despidos y un aumento en sus tarifas. En un mercado donde la música generada por inteligencia artificial también está aumentando, los catálogos saturados no solo representan un desafío técnico y financiero, sino también una amenaza para la sostenibilidad de la industria.
La ilusión del éxito instantáneo
El fácil acceso a plataformas como Spotify, Apple Music o YouTube ha generado una percepción errónea entre los artistas: la idea de que simplemente subir una canción garantiza visibilidad. Sin embargo, el informe de Luminate demuestra lo contrario: millones de canciones permanecen sin un solo oyente. Este fenómeno también afecta los ingresos de los artistas. Bajo el sistema de regalías "pro rata", que distribuye ingresos según el total de reproducciones, la mayoría de los artistas ganan apenas unos pocos dólares al año, mientras que los más populares, como Taylor Swift o Karol G, absorben una parte significativa de los ingresos.
Los artistas emergentes, sin una estrategia de promoción sólida, se enfrentan no solo a la invisibilidad en estas plataformas, sino también a una falsa seguridad: "Mi música está en Spotify, por lo tanto, ya he logrado algo". La realidad es que estar disponible no equivale a ser relevante.
Una propuesta radical
Mi propuesta es clara y directa: las plataformas de streaming deberían eliminar canciones que no alcancen al menos 1,000 reproducciones en un año. Esta medida, aunque drástica, podría aliviar la saturación del mercado y obligar a los artistas a tomarse en serio la promoción de su trabajo.
Esta idea no es completamente nueva. Spotify ya ha comenzado a implementar políticas donde no paga regalías por canciones con menos de 1,000 reproducciones al año, y distribuidoras digitales como Altafonte han retirado música de artistas que no alcanzan ciertos niveles de audiencia. Incluso discográficas como Universal Music y Warner en Francia están adoptando modelos similares, eliminando pistas consideradas como "ruido" y asegurando que las regalías se destinen a canciones con un mínimo de reproducciones mensuales y al menos 500 oyentes diferentes.
Beneficios potenciales
Eliminar canciones con pocas reproducciones podría traer beneficios significativos:
Reducción de costos operativos: Spotify, como líder del mercado con 226 millones de suscriptores y 574 millones de usuarios mensuales, debe manejar un catálogo en constante expansión. Al eliminar canciones sin audiencia, se reducirían los costos de almacenamiento y operación y este costo ahorrado se podría usar para ofrecer incentivos a los artistas que den muestras de crecimiento de su audiencia.
Fomento de la promoción activa: Los artistas se verían incentivados a construir comunidades de seguidores y desarrollar estrategias de marketing, en lugar de conformarse con simplemente subir su música.
Un catálogo más curado: Esto beneficiaría a los oyentes, quienes tendrían acceso a un catálogo más relevante y de mayor calidad.
Posibles objeciones
Algunos argumentarán que esta medida puede desmotivar a los artistas, especialmente a aquellos que están comenzando. Sin embargo, el golpe de realidad es necesario. Si una canción no logra resonar con una audiencia mínima, quizás sea momento de replantear la estrategia o buscar alternativas, como alojar la música en una página web propia inicialmente, crear una base más sólida y luego dar el salto a las plataformas con un respaldo real de oyentes y seguidores o inclinarse por plataformas como Bandcamp que están más enfocadas en la propuesta de valor del artista emergente.
Por otro lado, está el debate de calidad versus cantidad. Las discográficas tradicionales continúan generando ingresos con derechos acumulados de éxitos del pasado, mientras los artistas independientes deben competir con millones de canciones nuevas y con catálogos generados por inteligencia artificial. A pesar de esto, todas las canciones—buenas o malas—deben enfrentarse al juicio del público.
Conclusión: La música que no se escucha, ¿merece estar ahí?
Las plataformas de streaming prometieron democratizar el acceso a la música, pero la realidad es que esta democratización no asegura la relevancia. Eliminar canciones con pocas reproducciones es una medida darwinista, pero necesaria. Reduciría la saturación, aliviaría los costos operativos y presionaría a los artistas a tomar medidas activas para destacar.
En un mundo donde hacer música nunca ha sido tan fácil, el verdadero desafío no es crear canciones, sino lograr que sean escuchadas. Quizás sea hora de aceptar que la música que no encuentra su audiencia no debería ocupar espacio en estas plataformas. Después de todo, la supervivencia en el mercado musical—como en la vida—siempre ha dependido de la capacidad de adaptarse y sobresalir.
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