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La distorsión es buena.




Uno de los comentarios comunes en foros de audio hace algunos años era que las grabaciones analógicas de antes tenían un sonido más lleno, rico, cálido, y en general, más agradable al oído, en cambio, las grabaciones digitales sonaban estériles, planas, brillantes, sin "alma". La explicación objetiva de dicha percepción subjetiva es la presencia de la "distorsión armónica", presente en las grabaciones analógicas de antes y ausentes en las grabaciones digitales posteriores.


La distorsión armónica es la adición electrónica de frecuencias a la señal de audio original causada por los equipos que se usaban. Aquello que algunos llaman "color" se generaba por la interacción entre la señal de audio original que proviene del micrófono y los equipos usados para alterar dicha señal a fin de hacerla útil y almacenable. Preamplificador, consola, procesadores, máquina de grabación de cinta, etc., eran etapas de una cadena de audio lineal a través de la cual pasaba la señal, empapándose de distorsión armónica al pasar por cada uno de estos equipos. En la grabación digital a través de interfaces de audio esta distorsión armónica es inexistente, ya que la cantidad de esta que está presente en dicho aparato es de un nivel tan leve que es prácticamente imperceptible. En este sentido, la grabación digital es totalmente fiel a la señal, limpia, sin adiciones involuntarias. Podríamos decir que es una grabación pura. Este aspecto, si bien es deseable desde un paradigma estrictamente técnico de precisión y fidelidad de la señal de audio, artísticamente no lo es tanto y la razón de esto podríamos encontrarla en la manera como nuestro oído humano evolucionó hace miles de años en este planeta ruidoso.


El viento, la lluvia, el agua, el mar, las aves, los truenos, los ecos en las cuevas y en general todo el entorno natural en que evolucionó nuestra especie han sido un telón de fondo sonoro abarrotado de frecuencias, en su mayoría agradables al oído humano. ¿Quién no ha sentido cómo su mente se relaja cuando se aleja del ruido inarmónico de la ciudad y se sumerge en el ruido apacible y orgánico del campo y la naturaleza? Dicho ruido está supremamente cargado de frecuencias que interactúan entre sí de una manera armónica. En el caso de la grabación analógica podemos encontrar un tipo de interacción frecuencial "análogo" a la del mundo natural, es decir, no idéntico, pero similar. Es tal vez porque nuestro oído/cerebro asocia los sonidos ricos en frecuencias con algo agradable que la grabación analógica nos parece más "artística y musical". El problema con ella es su almacenamiento y posterior manipulación, que en el caso de la grabación digital es su fortaleza.


¿Cómo podemos tomar lo mejor de cada tecnología para usarlo a nuestro favor? En los estudios con presupuestos abultados, el camino principal ha sido combinar equipos analógicos hardware con grabadoras digitales, configurando un sistema híbrido. Afortunadamente para quienes no tenemos el poder adquisitivo, y sinceramente el tiempo, para adquirir y trabajar con equipos analógicos, la misma tecnología digital nos ha dotado con herramientas que emulan el comportamiento tonal de los costosos equipos analógicos, con un nivel de precisión altísimo, tan alto que en la práctica es imposible saber si una canción fue procesada con equipo real o simulaciones digitales tan sólo con escucharla. Lógicamente las simulaciones son eso, simulacros, imitaciones, no lo "real" y desde una perspectiva purista y hasta engreída se argumentará que son de menor categoría, pero al oído humano, es imposible distinguir la que fue procesada con simulaciones digitales de la que fue procesada con equipos analógicos. De manera que este debate no tiene sentido. Lo que sí tiene sentido es entender que nuestro oído gusta de la distorsión, es como la "sazón" del audio, es ese "colorcito sabroso" que hace que la música bien tocada y bien grabada sea un placer escucharla.


Dicho lo anterior, el sonidista que se inicia debe entrenar mucho su oído escuchando grabaciones de buena calidad y también música en vivo de calidad. Nutrir la memoria sonora con manjares sonoros, de la misma manera que un aspirante a chef debe educar su paladar comiendo de todo y de buena calidad, para aprender a reconocer el gusto de la buena comida. Si tu educación auditiva es pobre, si todo lo que escuchas es a través de los insípidos algoritmos de audio de Youtube o, peor aún, te acostumbraste a escuchar y juzgar la música por cómo suena en tu celular o en unos audífonos malos y baratos y así pretendes ser un productor musical o mezclador de audio, pues nunca llegarás a ser un chef de comida gourmet, aunque vendas tantas hamburguesas como McDonald's.


Aprende a conocer tus equipos, nutre tu oído con sonidos bien grabados, escucha CDs si te es posible, vinilos si te es posible también y en equipos con buen sonido, no en audífonos baratos, y cultiva un criterio sonoro exigente. Es cierto, hoy hay equipos de bajo costo que suenan muy bien, pero si se saben usar y sacarle provecho a sus bondades y saber sortear sus debilidades. Un buen micrófono y una buena interfaz, sumados a plugins de calidad te van a garantizar una calidad de audio en lo técnico y tu experiencia auditiva, tu nutrición sonora de calidad te van a garantizar un producto artístico sobresaliente.

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